Accidentes, tragedias y crímenes fuera del país ¿Cómo hacer frente a estas situaciones?

Ante algún siniestro en el exterior, los consulados suelen dar un asesoramiento inicial. Pero luego los trámites dependen de esfuerzos individuales y requieren de sumas elevadas de dinero.

«Lo primero que hay que hacer cuando ocurre alguna tragedia, accidente o crimen en otro país es dar aviso a la Policía de ese lugar para que tome participación lo más rápido que se pueda; el paso siguiente es ponerse en contacto con el consulado argentino más cercano al lugar en el que haya ocurrido el hecho», explica al portal de noticias Clarín el abogado penalista Eduardo Gerome. Según el jurista, las oficinas diplomáticas que el Estado argentino tiene en distintas ciudades del mundo pueden orientar a las víctimas respecto de la repatriación de un cuerpo en caso de muertes o de una internación hospitalaria, así como respecto del acceso a la Justicia. «Excepto que uno conozca profesionales en el país en el que ocurrió el hecho, lo mejor es que el consulado recomiende a algún abogado especializado en el área que corresponda», sostiene Gerome.

El cónsul adjunto en la representación diplomática que la Argentina tiene en Río de Janeiro, Hernando Díaz Literas explicó: «Siempre hay alguien que atiende el teléfono de guardia de cada consulado, es como un hospital. Se trata de asistir en todo lo que una familia necesite, desde los contactos para repatriar un cuerpo hasta conseguir la documentación que haga falta, pasando por facilitar una lista de abogados que puedan llevar el caso o ayudar con la primera traducción de alguna documentación. Pero los consulados no pueden ocuparse económicamente de cada caso, eso no es viable; en todo caso, se evalúa la situación económica de cada familia».

El último caso que se conoció, del jóven Ariel Mazza atropellado por un camión cuando iba en su moto por Cuzco, reavivó la polémica por el accionar del Estado Argentino para con los ciudadanos que viajan al exterior. En este caso, luego del pedido de ayuda de los padres de Ariel para que pueda regresar a su hogar, la Cancillería, la provincia de Buenos Aires, el SAME de la ciudad de Buenos Aires y la comuna de Lanús montaron un operativo que les permitió contratar un vuelo sanitario para asistir a la victima.

«En mi caso, la ayuda que obtuve del consulado argentino fue mínima; uno se siente bastante desprotegido», cuenta la periodista Verónica Brunati. En julio de 2014, durante el Mundial de Brasil, su marido Jorge «Topo» López -periodista de Olé y radio La Red, de 38 años en ese momento- murió luego de que un auto en el que viajaban tres delincuentes y que era perseguido por un patrullero impactara con el taxi en el que «Topo» viajaba. «En un primer momento ayudaron a acelerar el proceso para traer el cuerpo de ‘Topo’ a la Argentina, pero yo me descompuse mientras hacía trámites y tuve que atenderme médicamente de forma privada, y también tuve que buscar por mi parte abogados que siguieran las causas. La partida de defunción pude tramitarla a través del consulado de Brasil en Argentina, y no al revés», describe.

El caso de Ariel Malvino, asesinado a golpes por tres argentinos en Ferrugem, Brasil, en 2006, también implicó críticas de la familia de la víctima al Estado Argentino. Jorge Malvino, padre de Ariel, sostuvo que la superposición de cónsules en Florianópolis alejó a la oficina diplomática del juicio por el homicidio de su hijo, a la vez que tuvo que gestionar por su cuenta la presencia de testigos durante el juicio, todavía no resuelto.

En octubre de 2015, un año después del naufragio del velero Tunante II en aguas brasileñas, Luana Morales -hija de uno de los navegantes- detalló a Infobae que, ante una posible pista de la embarcación, ni Prefectura, ni la Armada ni la Fuerza Aérea realizaron la verificación por «falta de medios». En ese entonces, las búsquedas oficiales de Argentina y Brasil ya se habían detenido, pero, con recursos económicos, logísticos y humanos propios, las familias y amigos de los tripulantes seguían a la espera de algún rastro de sus seres queridos.